lunes, 5 de febrero de 2007

el trampolin

yo desde el trampolín más alto, la veía abajo sentada al borde de la piscina. Todo era calmo y parecía perfecto para mí desde allá arriba. Un día de sol y brisa sin calor sofocante, una piscina de agua transparente y los dos solos por fin. Ella chapoteaba y miraba al fondo en la parte más baja, menos profunda. No sabía nadar. Y como si fuera un pecado inconfesable, parecía incluso ocultarlo a mis ojos que conocía bien sus miedos.
Asi pareció pasar un largo rato. Yo desde el trampolín y ella abajo. Ni un ruido ni una voz lejana. Solo se oían los pájaros en el pinar cercano.
Y de repente rompió a llorar.
Nunca olvidaré aquel día de verano.
Sin palabras, durante unos segundos, escuché su llanto cayendo al agua
Entonces lo entendí perfectamente
Lo dejamos pasar. El llanto fue amaniando. Una lígera brisa movió el sauce de la orilla.
Yo fui bajando los escalones del trampolín y ella se levanto muy lenta, nos dimos la mano y bajamos despacio juntos los escalones hasta tocar el fondo
No cubre, amor, aqui no cubrirá nunca, ni habrá olas, ni mareas. Siempre estarás a salvo y podrás entregarte al agua cuando quieras

El miedo es a veces un pájaro que se posa cerca en una rama y se agita, pero nunca permanece, pues tiene alas

No hay comentarios: